Casos que lleva la justicia, tres, probablemente complicados y mediáticos, palabra que me produce pavor.
Tengo la sensación de que muchos españoles piensan que los tres acusados son culpables. No tengo encuestas; otra palabrita que se utiliza para pontificar cualquier cosa. Quizás habría casi unanimidad; variaría el grado de culpabilidad, número de délitos cometidos y la pena.
El problema es que hay que demostrarlo, con pruebas, hechos que no se puedan refutar. Más allá de cualquier duda razonable.
La atención de los medios, con o sin canícula; los programas basura (me temo aumentando) y aquellos de las mañanas que presumen de informar, que nunca son conscientes de guiar a la opinión pública hacia la condena; todo contribuye. Por cierto, ¿quién ve la televisión por las mañanas? o ¿por la tarde ? ¿quién la ve y la escucha? Verla es contraproducente, peor escucharla.
Creo que un fiscal ha dicho en sus alegaciones "qué se habían oido verdades como puños" ¿Qué manera de hablar es esa, en un juicio? ¿Somos así? ¿De eso sirven las percepciones, impresiones, sensaciones, estados de ánimo, opiniones ? ¿son estas las verdades como puños? ¿No se debe condenar con pruebas?
El bisturí de Quevedo dijo: "Donde hay poca justicia es un peligro tener razón". Apliquemosnos el cuento.
Los tres casos son muy diferentes . Uno puede ser, como poco, un asesino, que planea una venganza atroz para hacer daño a una madre, donde más le duele: la pérdida de un hijo; en esta ocasión de los dos.
El otro es un consorte, cercano a los poderes, que además de todas las felonías de las que se le acusa, pone al pueblo contra una institución del Estado.
El tercero es quizás el más grave. Ha formado parte del entramado de un partido político ( ¿y los otros partidos?) que ha aplicado un sistema del cual puede que algunos se hayan beneficiado más que otros. No es individual, es colectivo, arrastra a muchas personas durante años. Si es verdad, muchos, muchos más estarían implicados. Los que están en el poder porque han estado y están; los de la oposición, ¿cómo lo hicieron?
Debemos cueste lo que cueste conseguir que se juzgue y que la condena sea lo más justa posible.
Sino ir a Almagro, donde se representa una obra sobre Tomás Moro. Siempre me atrajo el personaje, incluso no me parecía inglés; inglés de los de después. En el cadarso antes de cortarle la cabeza, bromeaba sobre su barba y como iba a bajar de allí. Siempre se defendió con la Ley por delante, siempre la Ley, lo que nos distingue de otras especies.
Ánimo y "pa delante"
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