Por favor no lean esto, no vale la pena.
Nace un príncipe en Londres y oigo, ¿a quién le importa? ¡ Un boy!, qué esté sano es lo fundamental.
Tercero en la línea de sucesión. Los medios se concentran, el público se coloca, pero ¿cual es la relevancia? Viene a un territorio que ya decapitó a un rey, un Stuart, 1649, ejecutado por traidor, tirano y asesino. Curioso destino para alguien que se cree por encima del bien y del mal. Después parece que England aprendió la lección y regresó la monarquía.
Desde entonces se han amparado en esa institución, manejada por políticos muy hábiles, en ocasiones, y expertos en la utilización de los recursos. Con más suerte para las damas en el trono que para los varones, en su contribución a que el sistema funcione.
Funciona porque el pragmatismo inglés, que se dice británico, aunque escoceses e irlandeses, no tanto galeses, sean otra cosa, sirve sobre todo, ante todo y por encima de todo, a los asuntos políticos que interesan. Los intereses de la corona, imperio, negocios; por encima de otro criterio, normalmente con buena lógica y excelentes resultados. Y anticipación, mucha anticipación.
No sé si este niño será coronado algún día. A este paso, con la genética, avances en medicina, y lo mucho que trabajan en su oficio, el desgaste y penurias propias de su dura profesión, puede tardar.
Casi simultáneamente, en la llamada capital Europea, a tiro de Eurostar de Londres, llegaba un nuevo monarca a un país dividido, unido artificialmente y alojando las instituciones de un proyecto supranacional llamado Unión Europea. Curioso escenario.
Las buenas noticias son que no ha mucho tiempo, tales acontecimientos no se televisaban, se ocultaban hechos, y el mundo occidental se convulsionaba por sus consecuencias. Ahora todo queda en cursis souvenirs, revistas de peluquería, programas de sobremesa, mañana, tarde, noche, del corazón de melón, telediarios, noticieros, artículos, modas y tiempo perdido.
Y eso que los padres de la criatura, dados los antecedentes y feroz genética paterna puede sonar arriesgado lo que afirmo, parecen normales criaturas.
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