Llega hoy la celebración de la Virgen de la Paloma en Madrid, ya no hay tantos regalos de mantones de la China, ni agua, azucarillos y aguardientes, quedan algunos castizos deambulando por las tabernas y parques y algunos toros y toreros.
Este día de la Virgen, el que no tenía contratada corrida en el ruedo Ibérico o en Francia es que no toreaba en su vida. Sensación dura la de pretender ser torero y sólo tener una oportunidad.
Casi todo se ha cambiado por una playa abarrotada donde levantarse a las 0500 para plantar la sombrilla y que otro turista, listillo como tú, no te quite el sitio.
Y es que vivimos en un mundo altamente competitivo. Uno comienza a ser competitivo en su educación,...si tiene la oportunidad, los medios, de ir a un buen colegio, una buena universidad. No garantiza absolutamente nada, pero empieza a marcar diferencias. Se puede tener el mismo tipo de smart phone, gafas de sol y jeans, pero no las mismas posibilidades reales.
Hay una clasificación, o varias, incluso una de la inefable Unión Europea o desuniones reunidas de ayer, ahora y siempre, que en los veinte primeros puestos incluye 16 universidades/colleges US, 3 de UK y uno de Suiza, siempre tan aseaditos. No hay nada de España, ni la Escuela de Tauromaquia.
¿Tendrán razón?
Me temo que si.
Lo digo porque lo he sufrido en mis carnes, en US, ahora en UK y en la piel de toro simultaneamente. Concretamente en el ruedo ibérico en una universidad de mucho prestigio que me hace preguntarme todos los días ¿Cómo será el resto?
Y la gran esperanza de una mejor educación se sigue esfumando y no es sólo por los recortes, no es tan sólo una cuestión de dinero. Es de espíritu, de no conformarnos con una trocito de playa al amanecer.
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