Eso decía John Lennon que no era absolutamente parcial.
Un joven adolescente se paró frente al mar Mediterráneo en espera de una sirena que apareciese o un indicio que le diese cierta certeza en sus muchas dudas.
No había internet, ni smarts, ni ruidos ni casi gente.
El algún lugar de las Españas habrá un chaval de 18 años hijo de un hombre y una mujer, concebido de forma natural o inseminado, ser humano lleno de ilusiones, miedos y con problemillas.
Existirán muchas versiones del personaje dependiendo de sus circunstancias pasadas y presentes, pero sobre todo representará la posibilidad de mejorar lo que hicieron sus progenitores y avanzar, no retroceder.
La mar que contemple desde una roca será la misma de su padre. El paisaje de la costa puede que varíe, con mas apartamentos, casas, chiringuitos o parques acuáticos, pero esencialmente una mano suave y una mirada inocente pueden llenarle de ilusión.
Si se quedase pensando en hace 50 años se trasladaría a 1966, año del Mundial de England y de Cassius Clay, Simon & Garfunkel, Buffalo Springfield con Neil Young, Vietnam, ML King, golpes de estado en varios lugares y vueltas alrededor de la luna de la Unión Soviética.
Todo lo podría consultar en la red si tiene cobertura y la tarifa adecuada, incluso puede escuchar alguna de las canciones de aquel año. Puede oír The Sound of Silence y hablar con su amigo la oscuridad o irse de parranda con Strangers in the night.
Eso será cuando llegue la noche y vuelva la chica de la mano suave y la mirada inocente.
Eso será cuando llegue la noche y vuelva la chica de la mano suave y la mirada inocente.
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