Respetamos el derecho a tener opinión propia, incluso lo estimulamos, la libertad de expresión y la posibilidad de tener distinto criterio, quizás el problema surge cuando se mezclan churras con merinas.
El fútbol, en sus partidos, tiene muchos factores que son opinables por muchas imágenes que corroboren o contradigan decisiones. Al final es un juego, un deporte, a veces de máximo nivel, donde hay intereses en juego.
Si se habla de fútbol se habla de fútbol, sobre todo si eres futbolista, juegas bien y tienes mucha experiencia. El fútbol y la política son cosas diferentes.
Lo que ocurre, desgraciadamente, en las Españas es que hay confusion, los individuos, el público, los medios, mezclan también con diferentes intenciones.
Un excelente jugador Pique, defensa de categoría mundial, joven triunfador, que viste la camiseta nacional no sé bien porqué motivos ( nunca lo ha aclarado de verdad) se manifiesta al responder preguntas de los chicos de la prensa tras un Francia-España.
Y lo cierto es que no son opiniones deportivas, es todo política y política mala, de nivel bajo.
Es así porque en el fondo lo que quiere es hacer política, se dirige a sus adeptos, con un lenguaje que gusta, no expone ideas de cómo resolver los problemas reales, simplemente se pone en la barra del bar de los medios, con los brazos apoyados y echa su discurso. Es un chollo, una máquina de dar titulares.
En el fondo debido al nivel de políticos que ve a su alrededor, el nacional y en particular el de su tierra natal, está crecido. Basta con que le voten los partidarios de su club para alcanzar los grandes puestos de la gloria política, sin saber bien para qué.
Es raro encontrar alguien con coherencia pero muy fácil ver las intenciones y la manipulación.
A todo esto si no es penalty no es penalty.
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