Creo que el deporte humano no es el fútbol, gran descubrimiento mio reciente; se me ocurrió que era el balompié porque a mucha gente le apasiona y se quedan atontados ante las repeticiones televisivas. No señores del jurado. El deporte más practicado por mis congéneres es el de la justificación, procuramos justificar todo lo que hacemos, sobre todo de cara a los demás y enmascarando nuestros errores o decisiones sin mucha sabiduría.
Somos débiles, egoístas y miedosos, en general.
Los consejos son gratis, los mayores - entiéndase cualquier humano que haya tenido experiencias, hijos, divorcios, paro, éxito o fracaso- te cuentan su vida para que sigas su ejemplo.
Vamos a suponer que escuchas a la gente.
No cuentan todo, cuando intentas involucrarte en el asunto, empiezas a descubrir lo escondido, piezas del rompecabezas que ayudarían a entender el verdadero problema. Esta manera de actuar varía en las sociedades, culturas; no es lo mismo el hispánico metido en carnavales, pensando en las vacaciones de Semana Santa, que el sajón de por aquí con esa mezcla de razas y colores que caracteriza a los US de Trump, el cual también se justifica, por Twitter y con poco criterio.
Recurrí a Aristóteles en un ultimo esfuerzo por dar con la sabiduría y me encontré perdido entre su Metafísica y su Lógica antes de enfrentarme a su Ética.
Sustancia, forma, materia, alma, se mezclaban en mi cabeza con los babysitting, arroces, películas, o brunch.
Solo la inocencia de un niño se salvaba, ellos no cuentan milongas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario