De los animales, salvajes sobre todo, su coherencia me ha llamado siempre la atención. Todos sobreviven como pueden y evolucionan para no extinguirse. Es la ley de la naturaleza.
Elijan cualquier ejemplo, de un elefante a una mosca, un tiburón blanco o los leones, la serpiente o el caballitos de mar.
También existen las hienas. Un animal que con esos problemas de sexualidad y complicada definición de sexo lleva un comportamiento en manada un tanto atípico. El pseudopene de las hienas hembras, su aparato reproductor, marca su carácter y su vida. De hecho ellas mandan, controlan y seleccionan y los científicos, a veces dudan de quién será el macho y quien la hembra. Son cosas de la naturaleza.
A mí las hienas me parecen un animal un tanto asqueroso, con una risa falsa, cobarde y al mismo tiempo muy peligrosos.
Es en lo que más me he entretenido hoy.
Por otra parte cuando veía la foto del embajador U.K., al cual conocí cuando ocupaba otra embajada en Bruxelles, con el mismo careto, todo me parecía lógico. Entregaba la carta al responsable de la UE, que pinta poco. Lo curioso es The Guardian diciendo, por párrafos, lo que expone la carta y lo que realmente quiere decir en cada línea, expresión o palabra. Así ha sido siempre, durante décadas, desde que parecía con Tatcher que perdían el tren- ellos tan aficionados a este medio- y se subieron para controlar y aprovecharse. Y mucha gente les ríe las gracias porque hablan muy bien inglés, tienen sentido del humor y se venden bien.
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