Llegan las fechas de los Reyes Magos y en las Españas existe desde hace unos siglos la tradición de una celebración llamada la Pascua Militar. Como es lógico no siempre estos festejos han sido iguales. Los corrillos variaban de tema, las circunstancias mandan, los ministros dan entrevistas, se publican artículos y gracias a Dios llueve en Madrid hoy, que hace falta. El rey emérito cumple 80 años y se repasa su vida; Cataluña vive bajo la provisionalidad del artículo 155 con muchos procesos pendientes a sus políticos y alguno fuera; se repasan las futuras inversiones en Defensa; los legionarios del Tercio están exceso de peso y se ponen a dieta. Todo da para hablar, poco se profundiza. Cada vez nos parecemos más a un programa de prensa rosa, cotilleo o necedades.
Este tema del legionario me hace evocar aquellos años 20 cuando Millán consiguió su Tercio de Extranjeros y su afán por consolidar una fuerza operativa, moderna y eficaz, donde lo más importante era el compañero que está al lado tuyo combatiendo, aquel con el que puedes morir. Debían ser profesionales, bien adiestrados, dignamente tratados, con posibilidades de prosperar y sabedores que estarían en primera línea y probablemente serían los primeros en morir, porque morir en combate no es tan terrible como parece y su ejemplo perdura en los siguientes. No necesitaban estar a dieta porque las penurias diarias te mantenían a tono. Se necesitaba un espíritu, un espíritu para el combate, para esos momentos donde casi todos flaquean. Aquello parecía claro y después de Anual, en Melilla llegó la gran oportunidad. ¿Espíritu, muerte, combate, sacrificio ?
No oigo estas palabras con la fuerza que la necesidad otorga, las escucho en nostálgicos de otras derivaciones, que nunca lo han vivido.
Al mariscal von Rundsted, nunca derrotado, le largaron el muerto de ejercer el mando sobre el terreno para oponerse a la operación."Overlord", como última esperanza alemana. Preguntó a sus entusiasmados colaboradores por el material disponible, fuerzas, aviación, inteligencia, etc.. y cuando llegó a lo más importante el espíritu, se hizo el silencio. Respondió que siempre hay una primera vez para ser derrotado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario