El catorce de julio, "Toma de la Bastilla, caída de la monarquía", esa frase me la aprendí en la lengua de Molière, tal cual, con repeticiones del profe de francés. Cuando estudie la fecha por primera vez a mis trece años, pensé que ese día, que debía recordar como el comienzo de la Edad Contemporánea, no acabó nunca, un día muy largo. Sin embargo aquello duró años. En realidad empezaron, o no, los tiempos que ahora vivimos desde el punto de vista de nuestro egocentrismo europeo, pero todavía seguimos dando vueltas a lo mismo.
Hay dos hechos que me lo recuerdan diariamente. Uno son las declaraciones de los partidos políticos sobre asuntos supuestamente importantes ( ya sean de derechas/centro en busca de autor, centro en búsqueda de votos o los de izquierdas/en el gobierno, o izquierdas/populistas), sus supuestas ideas, como las explican y las soluciones. Lo peor es que puede que estén convencidos de lo que dicen, lo cual demuestra, en general, el nivel de la tropa que nos conduce. La boca abierta no basta.
El otro polo o foco son los medios de comunicación.
Noticias, verdaderas noticias hay pocas. Si que hay mucha exageración, titulares, repeticiones, trampas, escuelas que van haciendo adeptos, todo lo que arrastran los medios modernos. El ser humano presente, y el del futuro próximo, tiene el gran reto de no caer en la trampa de los medios. Lo que muchas veces no reconozco es la intención, la verdadera intención. Hay una que esta clara pero esa es la aparente.
Cojamos cualquier ejemplo: "Trump no se sabe el protocolo de la casa de Windsor, no hizo la reverencia o no lo respeta o intenta compensar días después de sus salidas o insiste en su amistad con Putin".
Otro "No hubo guerra civil en las calles" dice el tribunal alemán sobre los sucesos en Cataluña." El ex presidente no es un dirigente espiritual de sucesos violentos (????)"
" Chavez murió dos meses antes"
"El obsceno mercado de La Moncloa"
"Las cintas de Corinna que marcan a don Juan Carlos"
" ¿Subes a tomar una copa?. El final del sexo"
Etc etc etc..
En aquellos días, semanas, meses de 1789 la condición humana se parecía mucho a la actual. Los panfletos jugaron su papel. Reflexionemos.
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