Como titular de prensa interesada, amarilla o simplemente de hoy en día es pasable, " La amistad de Putin y Trump", pero en realidad no dice la verdad. Aquí sólo hay intereses, encuestas, posibilidades de obtener votos, como siempre en política y como en la condición humana, luego hay honradas excepciones, valores y principios pero estos dos personajes no los tienen, ni tampoco sus predecesores, no seamos hipócritas.
Me pueden argumentar que Trump es un bocazas, poco diplomático, sin estilo, ni glamour, inculto, sin visión estratégica, mirándose al ombligo siempre y todos los adjetivos que le atribuyen el The New York Times, CNN o the Washington Post y será cierto. Es como aquel tipo que hace negocios, a su manera, con un estilo tosco, mal encarado, mal hablado, grosero, pero resulta que al final pregunta ¿ a cuanto me va a vender las vacas? .
Putin es lo mismo y diferente. Ambos miran a sus posibilidades políticas de sobrevivir.
¿ Son menos fiables que Macron?
Son desde luego más previsibles en lo que van a decir y para saber lo que van a hacer basta con mirar a sus intereses, como siempre. Lo que ocurre es que el mundo, hipócrita en general, se fija en las apariencias y en las formas, en política hay que ser políticamente correcto. Ese es el machaque constante. Mientras no digas nada o seas políticamente correcto, al menos pasarás desapercibido, nadie se meterá contigo. Cuando preguntan a un político ya se sabe lo que no puede decir (sus asesores lo saben) y la inmensa mayoría de las respuestas son un cúmulo de imprecisiones, generalidades, vaguedades, mal uso del lenguaje, tópicos, mentiras (medias o enteras) que no llevan a ninguna parte, excepto consumir tiempo en los noticieros. Da lo mismo si es futbolista, modelo, aspirante a famoso, famoso consolidado, candidato, obispo, de la plataforma LTBGI, rockero, bombero, militar, torero o eso que somos todos. Lo importante es no salirse del guión, que luego cuesta mucho enmendar el camino.
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