No es que la vida de un adolescente en el mundo occidental sea más o menos difícil que la de sus progenitores, es que es diferente, muy distinta.
Lo primero que llama la atención son las diferencias producidas por el móvil, smart, redes sociales, objetos que hace 30 años no existían. He visto una serie australiana The Hunting, es un tanto didáctica, consta de cuatro episodios. En dos colegios, High School, de Southern Australia, gente con recursos, emigrantes o australianos blancos, mucha mezcla de culturas. El protagonismo es el descubrimiento del sexo en adolescentes, las redes sociales, pornografía, el acoso a las chicas, el desmadre de los chicos, la autoridad interviniendo, las leyes, el comportamiento de los diferentes padres, sus creencias, el daño causado porque no se aprecian comportamientos ni actos, de unos y otros, que vayan a tener buenas consecuencias. En este caso no hay cuestiones LTGBI, que las deben dejar para otra temporada. Unos tienen buenas intenciones otros no, como es lógico no hay un final feliz, hay personajes que con menos de 18 años o más de 45 dejan mucho que desear, en eso estamos como antes.
La película Grease de 1978, aunque los actores protagonistas, tuviesen algunos más de 30 castañas, iban o vegetaban en un High School, música aparte, sólo pensaban en chicas y las chicas en los chicos, parecía escandalosa con un embarazo frustrado, pero ya Dylan había anunciado que todo estaba cambiando.
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