El españolito perdido.

Alguien culto, mayor de sesenta años, educado, sensible, español de DNI me dijo : "Creo que voy a dejar de ver la televisión, leer la prensa, me deprime".

Unas señoras currantes, sobre todo preocupadas por sus hijos desde que fueron madres, igual de preocupadas aunque acaben carreras, generosas en su entrega diaria, me bombardean a preguntas sobre la educación, en realidad es la de sus nietos, pequeños infantes..

Un doctor de prestigio, especialista reconocido, viajado, que corre riesgos, de cuyo nombre no puedo acordarme, me pregunta sobre la preparación de los políticos, el panorama en la Carrera de San Jerónimo.

Una amable funcionaria de Hacienda me pregunta cómo se pagan los pretendidos presupuestos, incluida su subida.

El ciego de la O.N.C. E., que siempre me comenta lo difícil que es que toque, aunque yo nunca le compro cupones,  me cuenta que le gustaría irse a vivir fuera, pero que en casa no le acompañan.

Ninguno de estos personajes, cotidianos, sufridores de la borrasca Gloria, con la mar del Mediterráneo llegando con sus olas a una costa de débiles construcciones a pie de playa, pregunta por Cataluña, el País Vasco o el resto de una nación. Quizá es que hay una España que se pregunta Quo vadis Hispania? y otra que sabe perfectamente donde va. A mi me han tocado los perdidos, ignorantes, gente corriente, incapaces de ver el futuro, el progreso.