Tuve una conversación con una persona, mujer, casada, con hijos, no española, me preguntaba sobre el mundo, su situación.
Lo que leía sobre Irán le hacía contemplar un escenario de conflicto armado en Oriente Medio, lo que veía en su país de orígen le hablaba de corrupción congénita, argumentaba que en el continente de su infancia/juventud no quedaban países con gobiernos de centro, todo eran extremos. De la situación de las Españas, lugar que le encanta, donde sus hijos son felices, no obtenía conclusiones favorables. Veía a la vieja Europa agotada, a los británicos huyendo a lo suyo, a los gringos poderosos, perdidos, a China o India como presente/futuro llenos de dificultades, medio ocultas, amparadas en el progreso económico. No es un panorama nuevo en la corta, loca, historia de este mundo, este planeta que es una gota de agua en el universo. Ella sentía nostalgia de lo que vivió, su tiempo, no le resultaba fácil el mundo de sus hijos que había contribuido a crear sin echarle a ellos la culpa. Sus hijos partían condicionados, como ella, como sus padres o los padres de sus padres. Cada generación tiene sus escenarios, limitaciones, dificultades propias, lo importante es la dignidad con la cual te comportas. Perfecto no es nadie.
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