No puedo decir que en California estén preocupados por la muerte del general Suleimani, un top commander como dicen por aquí.
Desde luego no es un estado muy de Trump, los demócratas dicen en el congreso que no han sido avisados, como protesta ante un presidente que está pendiente del impeachment, no tiene mucha trascendencia la esperada pataleta. El citado difunto general era un hombre de guerra, un shiita del régimen, fiel servidor, dedicado fundamentalmente a cocer operaciones entre bambalinas, allá donde grupos terroristas pro shiitas estuviesen dispuestos a cargarse enemigos de Irán o sus intereses, judíos o gringos sus objetivos fundamentales. Los hebreos de Isarel se habrán alegrado, si es que no han contribuido con información del Mossad. El difunto general sabía, hace mucho, que andaban trás él, gajes del oficio.
¿Qué va a pasar ahora? Se trata de una baja, por muy importante que sea, nada más. El guía supremo ya ha nombrado a su relevo, veremos si resulta tan peligroso y eficaz como su antecesor. Eso si los medios de comunicación, tienen, con su imparcialidad habitual, la obligación y oportunidad de informar, y claro hablan, llaman a expertos, tertulianos, políticos, todos opinan. utilizan palabras como guerra, armamento nuclear, para sugerir que la muerte de un terrorista, en la calificación oficial del individuo según el gobierno de US, puede ser un casus belli. Cuesta creerlo. Eso si habrá represalias de Iran, o colaboradores internacionales, para hacer el mayor daño posible. Y esto no se acabará aquí.
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