"Aguanta Martínez, con dos cojones" (I día encierro).

Nos brean a whatsApps, en el encierro más. Hace mucho tiempo me mandaron uno, donde se veía un telefonillo en un portal y nombres de inquilinos, todos ajenos al idioma hispano excepto uno: Martínez. El chiste consistía en decirle a este vecino que no estaba solo.

Ya se que un poco racista, aunque a mi me hizo gracia. Pido perdón. Hay que aguantar, principalmente, el sistema sanitario tiene que aguantar.

No estoy viendo la televisión, reviso las noticias digitales, estoy acabando un libro de un tema que frecuento sin solución y tengo "Las aventuras de Pinocho" en parrilla de salida. No me gusta repetirme, quizá por eso no me dediqué  a la enseñanza, soy un mal profesor, veía con envidia a aquellos que repartían criterios con sencillez, claridad, en fondo y formas. Siempre he pensado que aquel que goza de un buen maestro en su vida es un privilegiado, Por otro lado no hay que resultar pesado, ni cenizo, hay que intentar actuar con sentido, optimismo, ver que donde se cierra una puerta se abre una ventana, sin intentar sacar rédito político a este asunto, las maneras de manejarlo, el estilo, la información del gobierno, las acciones de los medios. Se podrían dar palos a diestro y siniestro.

Da la impresión de encontrarnos en medio de la mar con un temporal que ha ido a más, no hemos variado el rumbo anticipándonos a los avisos y ahora toca capear. Navegar con los triángulos de capa es una solución sensata, todo arranchado a son de mar. Los marinos se ven con frecuencia en situaciones adversas, aprenden a ser pacientes, no repetir errores, mirar constantemente el anemómetro, los meteos, el horizonte. Al final el viento, la mar, caen.

Me congratulo mucho que mis compatriotas hayan comprendido que todas esas celebraciones, más o menos locales, que tanto gustan, se suspenden por el momento. Hay que acordarse más del personal sanitario, los de alimentación o aquellos que siguen dando el callo, que también son humanos, ciudadanos.