En algunas culturas los números tenían su significado más allá de su valor aritmético, en esas civilizaciones las ciencias no habían avanzado como ahora, eran listos, no tanto como para descubrir el ADN, todavía quedaba tiempo. Aquellos humanos y humanas, como se dice en la España del 8 de marzo contagio incorporado, nacían, vivían, se reproducían, morían, miraban a los cielos, se hacían preguntas, no todos, unos, los menos, más que otros, como siempre ha sido. Los menos, los más capaces, siempre se han hecho más preguntas, airean sus cuestiones, incomodan al poder, al personal, que lo que quiere es vivir tranquilo, disfrutar. No te comas el coco que produce dolor de cabeza, es como un virus que no se contagia.
En estos tiempos el mundo oocidental, el resto por simpatía, se ha acostumbrado a vivir sin hacerse preguntas, lo único que se busca son soluciones inmediatas, garantías, vida eterna en la Tierra, estupidez humana moderna. Nos creemos con derecho a todo. Quizá hemos ido un poco lejos.Una cuarentena es una buena oportunidad de gestos, como dice el Papa Francisco en esta época valen más los gestos que las palabras.
Cuatro, raíz, número, diez veces cuatro son cuarenta, hoy utilizamos cuarentena aunque no sean 40 días exactamente, hoy usamos cuarentena mucho ultimamente, por culpa del covid 19. La Cuaresma es otra cosa, en la Iglesia Católica, en alguna otra, que no se si se practica por muchos en el corazón. Un periodo que va desde el miércoles de Ceniza hasta aquel día de Jueves Santo, no se sabe cuando exactamente, aunque apunta a un seis de abril del año 30 de nuestra era. En el fondo la precisión es lo de menos, lo fundamental es lo que ocurrió antes y sobre todo después, los gestos..
La estupidez humana, como diría José Mota, "es que eres tonto, tonto y tonto" (desde el fondo de su laringe), así nos va. Volvamos, los que sepamos, a mirar a fondo la Cuaresma.
ResponderEliminar