Estamos mirando al anemómetro, el viento sigue soplando, la mar no cesa de crecer, los marinos, que son los que saben de la mar, también saben que algún día caerá. Lo del covid-19 sigue arriba en Italia, España, USA, ya lo de China parece una historia del pasado aunque tengan casos de fuera y cierren sus fronteras. En cuanto a las cifras sigo teniendo dudas, no se cuales son las reales, por lo tanto tampoco los porcentajes, Madrid tiene un elevado índice de mortalidad, la gente sigue sufriendo, muchos tienen miedo..
Al atardecer, la plaza de San Pedro de Roma impresionaba, vacía, lloviendo, bellísima, aunque le faltaba il popolo. El precioso crucifijo de San Marcelo lloraba con el agua de la lluvia. El Papa Francisco caminaba hacia el altar, un monseñor le ayuda a subir las escaleras, el santo padre lleva sus años en el dolor de sus huesos. Habla en italiano. Le pide a Dios, al de todos los creyentes, que nos contemple como padre. Evangelio de San Marcos, en el lago de Genesaret o mar de Tiberiades donde se levantó una tempestad. El Maestro dormía ¿No te importa que perezcamos? El Maestro ordenó al viento que cesase, se hizo la calma ¿Por qué teneis miedo, no teneis fe?
Estamos en la misma barca, asustados, todos juntos, como esos discípulos angustiados. No podemos seguir cada uno por nuestra cuenta. Es la única vez en los Evangelios que el Maestro aparece dormido. La obra magnífica de Bernini, Bramante, Miquelangelo, todos los grandes se mostaba al mundo escuchando con respeto las sabias palabras. Nadie se salva solo, menciona a los valientes, generosos, que en sus puestos dan ejemplo.
Dios trae serenidad en nuestras tormentas, en estas horas donde todo parece naufragar. Habla de gracia, resurrección, fe, esperanza en esa cruz que nos ha salvado ¿aún no teneis fe?
El Papa Francisco bendijo a todo el mundo desde esa plaza de Roma. Oí el Pange lingua gloriosis, tantum ergo sacramentum... como cuando era niño en el colegio. La basílica de San Pedro vacía no está vacía.
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