Volver, sin miedo, a donde sea.

Hay tangos, muchos tangos de Gardel, de otros. Uno se llama Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo plantearon mi sien, o sea la vejez sin tapujos o la tercera edad/post madurez moderna. Los argentinos inventaron el tango, en Buenos Aires se escucha de una manera diferente como sabe el tea en England, será el agua. A los argentinos les gusta poco England, por aquello de las Malvinas, pero llaman a su equipos, River, Juniors, Newells etc..

No se cuando volveré a England, suelo decir lo mismo siempre, luego vuelvo. Me gusta, se come mal excepto el desayuno o los buenos lugares, no hay cultura de mesa ni de vinos, aunque adoren lo francés. Son duros y lo menos malo que he conocido en mi vida, profesionalmente. 

Casi bajo la estatua del gran/pequeño Nelson, me asaltó educadamente un británico, amante de España, su sol, ambiente, folklore, comidas, bebidas, precios, para pasar un rato. Acababa de ver los cuadros de la National Portrait Gallery que siempre veo, hay demasiados. Le gustaban las películas de Almodóvar, muy español. Decía que los hombres no importaban en sus historias ni para procrear, lo fundamental eran las mujeres, con o sin nervios, como en "Volver". Se apoyaban, comprendían, sufrían, defendían. Según el de la pérfida Albión  deberían galardonarle con el oscar LTGBI+++ ya que en Cannes existe la Queer Palm. o poner un retrato suyo en la Gallery. Hace lustros comprendí que Almodóvar me parece un gran artista cuyas historias nunca me llegan, porque no tuvo la vida de Cappra, Ford, Wilder, Wyller, Fellini, Passolini, los Cohen, Kubrik, Brooks, Berlanga,  Spielberg, Scorsese u otros muchos, que sin duda tuvieron un discurrir distinto, con traumas, dificultades, y todos se repiten en sus obsesiones personales, aunque no tanto. Al despedirse me presentó a su partner, que también gusta de España, pero trabaja en la City. 
No procedía contarles que no estaré en Chamartín en eso llamado ahora el clásico, me han llamado chaquetero.