Semana del orgullo. Dicen, sobre todo los hispanoamericanos por aquí, que los españoles somos muy orgullosos. Yo estoy orgulloso de lo mío, de algunos de los míos y reconozco que nadie es perfecto como decía Billy Wilder; no se muy bien lo que quiere decir el orgullo de hoy. Eso si los medios se dedican a reflejarlo en Madrid que no se bien si es la capital del orgullo, mi pueblo, o de algún orgullo y yo sin saberlo. Es lo que te pasa por ser un ignorante actual. Mi justificación es que en el Julio de mi infancia sólo pensaba en la playa y en el Tour de France, además el 9 de Julio era el cumpleaños de Bahamontes, orgulloso de él, un tipo peculiar que gracias al Buen Dios, y su gran naturaleza, está vivo; el águila de Toledo, el marido de Fermina, el mejor escalador. Mi padre contaba que después de la terrible caída de Roger Riviere nunca bajó igual aunque siempre subió como un águila, con algún ministro diciéndole que bajase el puerto de turno mientras se tomaba un café solo, la droga que don Federico utilizaba; los organizadores del Tour procuraron que se adaptase el recorrido a la estrella francesa de turno para que el Arco del Triunfo sellase la Grandeur, a mi si no ganaba Bahamontes me inclinba por Poulidor, el gran Pou.Pou,
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