Hoy en un día de reflexión en las elecciones autonómicas de Cataluña. No sería relevante si fuesen sólo unas autonómicas con más o menos intriga, pero ya sabemos lo que pretenden los convocantes.
No voy a reflexionar sobre el tema, porque lo he hecho muchos días, y ayer me acosté muy tarde; cada segundo me confirmo más y más (sin Artur Mas) en lo absurdo del ser humano, sin entrar en la depresión, enfermedad de nuestros irreflexivos tiempos.
No me extraña que Mrs Clinton aflore con más correos, fruto de su ambición ya comentada o que los republicanos no consigan ser coherentes en elegir un candidato, un speaker apropiado o desarrollar una política coherente; quizás si escuchasen al último prestigioso orador que les ha visitado. Si las fantásticas universidades, con sus fichajes extranjeros incluídos, no son capaces entre tantos millones de parir representantes públicos adecuados, deberían importar a Artur Mas y demás miembros de su coalición electoral símbolo de coherencia, visión de futuro y sentido común. Los que van a ganar en Cataluña mañana no son muchos comparados con el tamaño de las Españas, y es que ya no sé si el tamaño en realidad importa.
Monsieur Potard, Sylvain, es un campeón francés , de los de ese país que pierde con España en tenis (Nadal) o Basket (Gasol & Company) o Ciclismo (varios) y que les sienta tan mal. Además de luchar, ganar, practicar arte marciales, resulta que desde que tuvo uso de razón, descubrió que poseía un atributo de tamaño legendario; disfrute de mujeres, envidia de hombres que gustan de las mujeres, o no, y actor porno como consecuencia inevitable. Ahora ha posado desnudo, sin retoques, y hasta una ex ministra, de la república francesa, no ha podido dejar de ponderar las dimensiones impactantes de tal rotundidad. Enhorabuena Sylvain.
No se presenta como candidato ni opina como Guardiola, porque es francés, pero me temo que si lo hiciese haría reflexionar a muchos.
No somos nada...los demás.
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