Expresión de un muchacho de 21 años, que es cierta.
Es una frase que me han enviado, a raíz de esas muertes que te llegan como noticia, unas más que otras, en rachas.
Siempre me ha parecido que lo de la muerte es una asignatura pendiente que no resolvemos y si lo hacemos es muy al final, cuando nos morimos.
No se puede estar pensando todo el día en la muerte; sobre todo si produce tristeza o abatimiento, en suma depresión; hay que vivir con ella como si casi no existiera.
Desde luego es tema frecuente de conversación entre personas mayores, que en nuestros días lo son cada vez más tiempo.
Recuerdo una persona que al visitarla me ponía al corriente de sus amistades y cada vez faltaba una. Al principio le preguntaba las edades y luego dejé de hacerlo porque me di cuenta ( no hay que ser un genio) que todos eran más jóvenes; esta persona cumplió muchos años en excelentes condiciones mentales.
Ahora hay otra que me habla de la cantidad de gente que se muere de cáncer hoy en día; se refiere a conocidos o amigos. No se da cuenta que mucho a cambiado todo, que cuando era joven, como siempre, la gente joven no se moría normalmente, excepto en acontecimientos traumáticos; la medicina ha progresado mucho; las personas viven más años; hay más información; pero esencialmente nos morimos todos.
Nos vendría mejor vivir la vida e intentar sacar algo positivo que nos llene. No será la comida que llena la panza o el dinero que llena la bolsa; deben ser acciones nobles, generosidad, sentimientos, entrega, servicio, casi todo lo que no se puede pesar o medir; lo que no tiene límites, lo eterno. Ni el cáncer puede con ellas.
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