Siempre me ha parecido que en las Españas se habla de política y de fútbol con similares fundamentos y preparación; es decir sin saber de lo que hablamos, como meros aficionados o seres humanos con derecho a opinar.
Conversaciones de barra de bar entre cervecitas, manzanillas y aceitunas con hueso, de las buenas.
Conversaciones de barra de bar entre cervecitas, manzanillas y aceitunas con hueso, de las buenas.
No se si es bueno o malo, se que no denota un gran nivel de conocimientos y que quizás basta con no dar mucha importancia a unas conclusiones que casi nunca existen.
Lo peligroso resulta cuando los que si saben, los bien informados, con el deber de informar, te cuentan lo que pasa.
Comprendo que cubrir un periódico, digital o de papel, con argumentos deportivos atrayentes es complicado. Se ponen las botas con noticias del pasado, historietas, "memes", lo que dice una persona que conoció al sujeto o titulares que luego resultan vacíos.
Así sucede con los días previos al debut de Zidane como entrenador del Madrid, una verdadera incógnita donde lo único tangible y positivo es que la cara de los jugadores, los verdaderos protagonistas, ha cambiado. Ahora están alegres, risueños cual colegiales y a CR7 se le ve junto a Zizou como diciendo:
-¿Qué quieres que haga profe?
De eso profes, escasos, que inspiran respeto.
De eso profes, escasos, que inspiran respeto.
En política también hablan las caras, las sonrisas falsas y los apretones de mano.
De eso estamos llenos estos días, yendo a Portugal para preguntar como se hacen esas cosas de los pactos como sea no para fichar a otro CR7 que no hay.
De eso estamos llenos estos días, yendo a Portugal para preguntar como se hacen esas cosas de los pactos como sea no para fichar a otro CR7 que no hay.
Lo malo es que no se sabe quién es el profesor aunque sonría demasiado.
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