Cogí un avión hacia Chicago, un Airbus 330 lleno de gente.
Me tocó de todo entre los colegas de viaje; lo mejor un bebé Abigail, norteamericano de 11 meses, gordita y simpática que hizo un viaje modélico, ejemplar para esos pasajeros pesados que deberían abonar una multa por su comportamiento.
En poco más de 9 horas te plantas en la ciudad del viento, hoy fría sin nieve y estás en territorio USA, con tu Esta, los olores de los productos que usan y esa inconfundible sensación de saber que estás donde estás.Incluso en plena campaña albergando la esperanza de que Mr. Trump y Mrs Clinton no pasen del nivel de candidatos.
Vi una película entretenida "Some kind of beautiful", entre Cambridge y Malibú donde Pierce Brosnan, 62 castañas, hace de hijo de Malcolm Dowell, 72; cosas más disparatadas se han visto haciendo magia, la magia del cine. No se que tal le sentará al héroe de Kubrick en Orange Clockwork, supongo que el cheque compensa cualquier pensamiento estúpido sobre el honor, al fin y al cabo es magia.
Ante la duración del vuelo vi "Con una pistola en cada mano", muchos de los buenos actores españoles aparecen y los hombre no salimos bien parados en las historias; me temo que somos así, un poco desastres.
En Chicago tocaba esperar a American Airlines para intentar llegar a Los Angeles.
El avión era un Boeing 737,un avión hecho para volar, barato, sin glamour; a mi me parece como esos coches que hacen muchos kilómetros y acaban de taxi en el norte de África.
Había que pagar dólares dependiendo de la película y otras eran free. Elegí este apartado por solidaridad con la economía europea y volví a ver "Best in show" un ejemplo de buen humor, actuaciones, detalles de inteligencia y señores o señoras haciendo el payaso a ritmo de perros maravillosos. Al final gana el hombre de dos pies izquierdos, no me acordaba, fantástico.
Ya estaba listo para el juego de Hollywood.
Después de 4 horas y media de vuelo, tomamos en Los Angeles.
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