Comparamos todo, en un absurdo mundo de comparaciones.
Un periodista compara los balones de oro de Messi con los Oscars de J.Ford, K. Hepburn o J. Nicholson, se olvida de Walt Disney o Mr Muren, los que más ganaron, de muchos; no recuerda que Igor Belanov ganó tantos balones como Zidane o que Chaplin, Wells, Hitchcock o Kubrick ninguno de director.
¿Qué pretende? ¿Tienen balones Pelé, Puskas o Maradona?
Seguramente intenta resaltar la gesta, porque el fútbol le parece muy importante y quizás es que Messi, no inspira, por muchos balones que gane, porque no tiene rivales, por sus compañeros, por las reglas de ahora, circunstancias, arbitrajes, cualidades y defectos.
¿Por qué?
También comparan democracias y sistemas.
Lo del parlamento de Cataluña, el número de toma de posesión del muy honorable, por ahora, Puigdemont con la señora Forcadell a su vera, nada fotogénicos ellos, y el ex muy honorable Mas atando la pequeña soga a su cuello; solo falta que alguien los compare a Adams y Jefferson con sus principios, ideas, cultura y discusiones, sus intenciones en el revolucionario siglo XVIII de las colonias , y lo que continúa fraguándose en las Españas del siglo XXI y Desunión Europea.
Al menos en el Congreso de Washington hay fantasmas y espíritus a los cuales recurrir o inspirarse para los discursos. En el de Barcelona hay perfidia, en el de Madrid despiste total.
En su discurso del Estado de la Unión Mr Obama intentó apelar al espíritu de los USA, en medio de una campaña donde ven que la división entre los americanos, los ataques/reacción de los terroristas islámicos, es lo que hace que Mr Trump, el esperpento del terror, pueda salir frente a Mrs Clinton el esperpento conocido que nada resuelve. Luego harán la película como la de Sara Palin y todos tan contentos.
¿Qué película haremos aquí?
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