Empecé a escribir una carta a los Reyes Magos, la ilusión máxima que puede tener un niño y la pérdida de algo irreparable si un amiguito gracioso o mayor te revela ese secreto que debería ser mentira.
No sabía que pedirle a esos señores tan amables y bondadosos.Venían de Oriente y en esta primera semana de 2016 veo que los medios de comunicación recuerdan la separación física, cuando se puede, e ideológica entre sunies y chiitas que se remonta a los orígenes de la trama política/religión que es el Islam; nada nuevo y que se olvida con frecuencia como cuando se escribe la carta a los Reyes Magos o cuando se habla de conflictos.
Corea del Norte parece que dice tener la bomba de hidrógeno, como si quisiese participar en la última de S. Spielberg, "Bridge of spies", bien dirigida, buenos profesionales, para reemplazar a la República Democrática de Alemania y no a la URSS que sería demasiado pretencioso.
El independentista a la carrera Artur Mas se enclaustra, pero pretende aparecer de nuevo, no tendrá la decencia de esfumarse por la taza del inodoro como una comida indigesta.
Eso si, sus majestades de Oriente aparecen en la cabalgata de Madrid y confunden a los pequeños cuyos padres/educadores/responsables/vecinos deberán explicarles esos cambios que tan trascendentales parecen. La Pascua Militar contará con un gobierno en funciones, un gobierno nuevo/estable parece un buen deseo solamente. Y pensé escribir:
"Queridos Reyes Magos:
He sido bueno, que me quede como estoy...".
Y me di cuenta que en realidad estamos como estábamos y así llevamos mucho tiempo.
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