Hoy se juega en el estadio Vicente Calderón un Atlético de Madrid-Real Madrid; el último en este campo que siempre me ha parecido frío y desangelado, supongo que no soy de los locales. No me gustan sus colores, me producen urticaria, lo aprendí desde hace mucho yo solito.
Después de épocas oscuras, ahora tienen un equipo muy competitivo, desde hace unas temporadas; gracias a diversos factores y circunstancias que se dan en el fútbol..
En primer lugar su entrenador el Cholo Simeone, favorito de los medios, al cual rara vez critican y ponderan sus frases como si fuesen a figurar en algún tratado de filosofía o comportamiento humano, Sócrates o Kant, Platón y Aristóteles humillan la cabeza ante el alcance de tales pensamientos. Su segundo El Mono Burgos, es también muy alabado por sus decisiones tácticas y comprensión avanzada del juego; del tercero el profe Ortega, lo dice todo el hecho de tener un profesor que sabe conseguir esa disposición del cuerpo humano, la máquina adecuada, durante el tiempo que sea preciso.
En segundo lugar sus jugadores, favoritos en las apuestas, objetos codiciados de la Premier, China y Marte. Buena política de fichajes, excelente rendimiento y relevos sucesivos que llegan cada año, a veces mejores que los añorados en su momento que parten a no triunfar igual.
En tercer lugar, los aficionados, siempre entregados, comprensivos con los errores propios, que gritan llevados por su carismático e inquieto entrenador en una compleja labor de director de orfeón y animador de la grada.
Frente a tal poder, mi Madrid es sólo un equipo de fútbol, compuesto de jugadores humanos que espero den la cara y se comporten conforme al aprecio y estima que produce su camiseta, limpia y blanca que no empañan, excepto con polvo y sudor.
Debo ser un tanto estúpido o si no...papá, ¿por qué soy de un equipo como el Madrid con todo lo que tenemos enfrente?
Nada de esto sirve para un anuncio, sólo ganar.
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