Había unos versos de Campoamor que hablaban del mundo traidor, donde nada es verdad ni mentira y todo dependía del cristal con que se mira.
En estos tiempos habría quizás que modificarlos y pensar más bien en el "cristal con que te miran".
En la cámara con que te filman o el micrófono que te plantan delante de la boca, la grabación, manipulada o no, que te condena.
No digamos si eres político como Sánchez y sus variaciones en la nada o Trump y su concretización; si aspiras a hacer cine, reír y que vaya gente a las salas como Trueba; si eres como Paquirrín y no se bien a qué aspira o simplemente llegaste a ser a como Fidel y ahora eres ceniza, sin ver lo que dicen de ti o hacen en tu nombre.
Este mundo, no cabe duda, es traidor.
Por hablar de un difunto, hablemos de Fidel; no del amor, sino de Fidel.
En efecto se fue el último link con el siglo XX, el individuo que hizo la revolución en Cuba, un país pequeño con el índice actual de renta per cápita más bajo de su zona; que desde su revolución impuso un régimen dictatorial/comunista que se ha creado enemigos fuera y menos dentro y que desde luego no ha mejorado al pueblo ni ha llevado la libertad; el comunismo ha fracasado a nivel mundial y consecuentemente en Cuba. El comunismo es una dictadura y un camelo. Hay muchas cosas hechas mal en muchas naciones, distintas épocas, pero el comunismo no es la solución.
Y claro parece que todavía cuesta meterse con el comunismo, criticarlo en su medida, desterrarlo de las cabezas para no repetir errores.
La democracia no es perfecta y debe someterse a constante vigilancia de las instituciones para evitar su corrupción , pero no hemos inventado nada mejor. El comunismo impide que haya otra opinión diferente que la de los gerifaltes del partido.
Es totalitarismo.
Es totalitarismo.
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