Ya empieza (lo hizo hace muchos años) la campaña electoral para el 21D.
Y no se trata de discusiones de izquierdas o derechas, sino de unos independentistas manipuladores que son más demócratas que Pericles, Solón, Montesquieu y Lincoln juntos y unos no independentistas que no aciertan en los medios.
Pienso que se da demasiadas alas a los independentistas y probablemente el último auto judicial es otro peldaño. El Estado no se define con propiedad, nadie le defiende dignamente.
Eso si te cuentan el viaje de Puigdemont a Bruxelles.
Un amigo me contó su viaje de Bruxelles a Madrid a mediados de diciembre hace un tiempo. Su madre, ya mayor, empeoró y agonizaba. Decidió coger el coche, él solo.
Cuando estaba en el garaje le llaman y dicen que ha fallecido, que no llegará. Insiste en salir. Son las 13.30.
Le repiten que no coja el coche. El dice que está tranquilo y que se parará a dormir, que ya verá como hace el viaje y decidirá sobre la marcha.
Pasó el periférico de Paris con mucho tráfico, paró a tomar café muchas veces, anocheció pronto, cayeron uno a uno los peajes, una vez en un área de servicio cerca de Tours, compró un pack de dvds de Louis de Funes, que le gustaba a su madre.
Luego Bordeaux, el País Vasco, Castilla. La amanecida fué de menos nueve grados, cielo lleno de estrellas, despejado y frío en cada café que tomaba.
Pasó revista a la vida de su madre, lloró, escuchó la radio de los que no duermen. A las seis entraba en la M-30 , con los ojos como platos, se acercó al tanatorio, fue al entierro, y después de comer un sandwich con patatas fritas se quedó dormido con los títulos iniciales de "Bienvenido Mr. Marshall", no sabe porqué, la película que eligió, una vez más.
Se desplomó agotado, profundamente dormido, en paz, sin su madre.
No salió en los medios.
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