domingo, 4 de noviembre de 2018

Llegó Pucela. Coliseo romano VI.

No está el horno para bollos. Llegaba el Valladolid, por delante en la clasificación, con Ronaldo de presidente en el palco, Solari en nuestro banquillo debutando y cambios obligados porque el equipo inicial  era básicamente el del mal partido de Liga anterior.
Los visitantes ilusionados no son peores que otros que nos han ganado este año, nosotros seguimos mal, sin último pase, gol o verticalidad, nadie desborda y Bale menos. Tiraron dos veces al larguero con distintas trayectorias y Courtois resolvió en otras dos jugadas, no dieron patadas y perdieron el tiempo justo, casi cumplieron su sueño.
Nuestro juego es lento, previsible, falto de confianza y los jugadores van a peor con los minutos. Kroos y Modric hacen un esfuerzo que no les luce. Bale representa lo peor porque además da esa sensación de un marciano sobre el césped que no me gusta mucho.
Solari puso a Odriozola y Reguilón en los laterales por las bajas. Cambió a Casemiro por Isco que tampoco aportó, y a L. Vázquez por Asensio que sigue medio perdido. Los minutos pasaban y la desesperación crecía, aunque el ambiente era diferente, lo lógico hubiese sido otro resultado desastre.
Salió Vinicius a falta de unos 20 minutos reales y cambió el viento de los dioses, al menos aportó apariencias de ganas y dejó mal a Bale y su aire de inadaptado a este nivel, este campo y este público. Total un centro, o disparo desviado, tocó en un defensa y gol para el buen portero del Valladolid. Luego Benzema dejó muerto a su marcador y el penalty lo ejecutó S. Ramos que se divierte con estas cosas.
No tenemos buena pinta, hay que capear, luchar y mejorar...mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario