jueves, 6 de diciembre de 2018

Estar a la altura del momento.

Ayer se celebra un aniversario, pasado e historia, después de 40 años ya veremos quien da la talla a partir de ahora. 
Mientras el fútbol continuaba porque parece eterno, sobre todo a aquellos que no les gusta. Mi querida Melilla, la ciudad entera, visitaba con su equipo Chamartín,  lleno de niños ilusionados en las gradas. Salió con un 6-1, pasábamos a octavos de Copa y muchos jugadores se preparan para jugar, ya veremos quién, en el Madrid, da la talla en la hora de la verdad. 
Los de River se entrenan ya en Valdebebas, suponga que apreciarán las instalaciones, los de Boca con la RFEF en Las Rozas, el pasto es mejor en un sitio que en otro y el de la final se pondrá a punto. El partido, que se debería jugar en Argentina o no jugar, tendrá un escenario extraño. Ahora el debate es si habrá follones, disturbios, aficionados violentos descontrolados, ya veremos si estamos a la altura.
En San Jerónimo hubo discursos de la presidenta del Congreso y de SM el Rey. Hubo diputados que no aplaudieron, hubo "personajes de la política" que no asistieron.
Me imaginaba a Don Felipe diciendo: "Papá, con los errores que hayas cometido, desde mi puesto actual, como rey, como hijo, quiero agradecerte lo que has hecho. Si algo he aprendido es que este puesto es de servicio y no de servirse. Llegó un momento, no lejano, que los llamados republicanos de ideología agradecieron en público tu servicio. Sin ser un camino perfecto aglutinabas una solución fruto de un deseo colectivo mayoritario por no repetir catástrofes del pasado"
Al finalizar sus palabras Felipe VI bajaba del atril del Congreso y daba un beso a su padre y otro a su madre. Seguramente hubiese habido opiniones para todos los gustos, seguramente yo no hubiese estado a la altura.

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