sábado, 15 de diciembre de 2018

Roma de Quaron en Southampton, England.

El té sabe distinto en England, no sé porqué, las marcas son las mismas, utilizas la temperatura y el agua... debe ser el agua.
En España tomar té es casi sinónimo de problemas con el estómago,aquí una cup of tea arregla casi lo del Brexit. He dormido con el ruido de las gaviotas que me recuerdan sus cuerpos mojadas, sus plumas de acero y su visión de combate, no sé yo si estos pájaros gustarían de emigrar al Mediterraneo como los pobladores de estas costas.
Southampton ha visto partir a muchos marineros ahora van de turistas. No me he encontrado con la posada de la Isla del Tesoro, si con una placa, en la casa donde habitaba un marinero de tercera C. Taylor que pereció en el desastre de 1912.
Hace frío por estas latitudes de la isla de Wright que miran siempre a la mar, se preocupan del viento y han visto muchos acontecimientos, el Mayflower zarpó para su aventura americana, el coloso SS Titanic no llegó, los alemanes bombardearon esta zona con asiduidad, vivir cara a la mar fortalec el espíritu. Ya saben, hubo otro buque el Speedwell que no tuvo fortuna y sus peregrinos no cruzaron la línea de la Historia.
Gracias a a esas cosas de Netflix he visto “Roma” de Quaron, la recomiendo. Una obra muy personal, natural, de belleza sencilla, planos de artista amante del cine. Rodada en blanco y negro,hablada en castellano y azteca. La vida es dura para los mexicanos de 1970 y para los de ahora. El final es positivo y hay que quedarse con ello. El Queen Mary II ha atracado en su lugar habitual. Dotación y pasajeros podrán contar muchas aventuras. La vida no es más que aventura.

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