viernes, 16 de octubre de 2020

Cierrabares.

Esto del coronavirus parece que va a ir para largo. Los ministros, los portavoces, voceros, fontaneros de Moncloa, gurús presidenciales, lo anuncian poco a poco, la Navidad será diferente. No entran en el concepto de la Navidad, ni en el significado, ni en las americanadas de compras, Papa Noel, Santa Claus, árbol o cabalgatas nuestras, lo que dicen es que no habrá celebraciones, como las de antes. Unos se refieren a las de empresas, comidas, cenas, cestas (aunque eso es reparto y quizá se ejecute), otros a mucha gente acumulada en una casa porque no son días para pasarlos solo. Es que no estamos quedando sin nuestras figuras como se fueron los serenos, asturianos o gallegos, con chuzo, sustituidos por los porteros automáticos, aquellos que indican donde habita Martínez, el que aguanta con dos cojones. La figura del cierrabares se apaga, nos quedaremos sin su pesadez, su resistencia, su consumo, contribución a la economía nacional. No importa tenemos a nuestros políticos que te dan las mismas explicaciones pero encima buscan un voto.

Ya lo decía Santiago Segura al comienzo de Torrente 1, un ejemplo de cierrabares modificado que se traga una botella de muchos grados copa a copa ante el camarero que ha contemplado de todo. Allí, en aquel reloj, dan las doce y Torrente, soplado como un piojo, pone la mano y dice: "Basta, que entro de guardia", y comienza la película.

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