Mi bachillerato era en francés, el inglés tocado y hundido por pérfido, mi cultura colegial también de escritores/pensadores/poetas gabachos, de política no hablo. No tenía edad para apreciar "Á bout de souffle" en su estreno, la cartelera, forma parte de mis recuerdos de niño como el asesinato de JFK, aquel rifle que sujteba alguien, Francia se abría en el cine, un soplo nuevo, como siempre hizo con el arte y apareció la Nouvelle Vague. "Á bout de souffle" la vi luego muchas veces impresionado sobre todo por la belleza de Jean Serberg, el estilo, también por la cámara, la calle, Paris, modernidad, la película en si. No se si eso es la pureza del cine o simplemente una salida para intentar explicar algo. Aquel profesor de cine, sacerdote moderno entonces, que iba en moto de alta cilindrada con barba; no comentaba mucho "Cahiers de Cinémá" se quedaba con las publicaciones hispanas. A mi si me gustaba ese cine, como las francesas con estilo, no se si entendía algo. Los americanos, Hollywood, New York, miraban a la vieja Europa desde su púlpito del "Séptimo Arte". A mi padre no le caían bien ni ingleses ni franceses sólo los italianos, decía que los famoso cantantes franceses no cantaban como Modugno, Sinatra o Elvis, que hablaban, "Et Maintenent" no la soportaba. Yo intentaba llevar al cine a mi madre a ver a esos tipos un tanto raros, donde se fumaba mucho Gitanes, Peugeot 404 o Dos caballos, motos, cafés de Paris, putones y blanco y negro.
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