Una noticia me dejó perplejo, se refería al estado de salud del "mítico Sandro Rey". La palabra mítico me impactó, tan poco utilizada por los medios, siempre cuidadosos, respetuosos, con el lenguaje, para que los más vulnerables no adquieran malos hábitos, para que las palabras signifiquen lo que significan no lo que nos salga de los cojones (perdón). Mi zozobra angelina, de Los Angeles, mi perplejidad en el Pacífico, mi desasosiego natural, no me dejaba dormir. ¿Quién era Sandro Rey ? ¿Cómo siendo un mito no era capaz de ubicarle? ¿Sería un tertuliano? Pensé en un torero..., pero no es Sandro sino Roca; el primo-hermano de una señora murciana, casada con un domador, fina y delicada que creo le grabó algunas cintas al emérito; en un australiano que dice ser hijo de Carlos III y la reina consorte cuando no era III ni ella reina, aunque sólo reclama ser príncipe de Gales; en un participante en Gran Hermano o en tu casa o en de todos con Bertín Osborne; en un cantante de Eurovisión. En mi delirio, por la dosis de barbitúricos como se decía de los suicidios de Hollywood versión castellana, repase alguno de los brillantes jugadores que se ofrecen al Madrid para suplir a Karim. Claro que ninguno era mítico. Al final parece ser que Sandro Rey es el nombre de un vidente, que por lo menos fue colega del Lazarillo de Tormes, que por ser anónimo no puede responder su autor. Desconozco si se presentará con algún partido político o conoce a Villarejo.
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