Me he permitido la frivolidad de una reflexión, entre los movimientos de los políticos y los del pueblo, entre festivos y pronunciamientos programáticos.
Desde la Segunda Guerra Mundial vivimos mirando a los USA para criticarles o intentar copiarles, para comer sus burguers, devorar sus películas traducidas y engordar como ellos, para olvidarnos de nuestros orígenes, enterrar a Aristóteles y Platón. Ahora vivimos tiempos de Thanksgiving y Black Friday.
Lo de la Acción de Gracias está bien, es bueno dar gracias, es educado. No debería haber un día de Acción d eGracais, deberíamos agradecer todos y cada uno de los días que mal vivimos. A mi me parece bien dar gracias porque sí, incluso como despedida en un comercio.
No se ponen los yankees/anglosajones muy de acuerdo en los orígenes, pero desde 1492 todos los que pisaron aquellas tierras, Canada incluido, tuvieron muchas oportunidades de dar gracias ¿A quién? No importa, allá cada uno con su fe y creencias pero lo importante es dar gracias. Así, al menos, nos quitamos importancia a nosotros mismos.
En este puente de Acción de Gracias se detienen los US/Canada, se colapsan entre nevadas y estrenos cinematográficos. Todo el mundo, que puede, se mueve de un sitio a otro para tomarse el pavo o cualquier otra adaptación vegetariana y dar gracias, porque hay que dar gracias aunque sólo sea por estar vivo, por tener otra de hacer algo que valga la pena, otra oportunidad de mejorar, de cambiar.
Acompañando al Thanksgiving llega el Black Friday y nos podemos poner a comprar como posesos (el que tenga dinero) y los de Podemos presentan su "programa " económico, sus medidas y me pregunto si todo esto es un esperpento o es una realidad con consecuencias. Poco a poco lo iremos descubriendo, pero no me extrañaría que el llamado pequeño Nicolás tomase el pavo en White House, caviar en el Kremlin, mascase coca o todo junto a la vez.
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