Hay oficios, profesiones, puestos de responsabilidad que no se bien si pagan con eso que se llama ambición o afán de poder.
En el caso Mr. Trump, que hasta la portada del NYT reconoce que controla la economía, no se bien las razones que le llevaron a ser candidato y luego presidente, ante la inutilidad de la candidata Clinton que desde luego es muy ambiciosa. Tampoco se bien que hace Torra, en un puesto que nadie quiere ahora, semejante a una especie de zombie que hace que todo pase por la independencia. Oigo las declaraciones de los "observadores neutrales internacionales" en el intento de referendum, con gastos pagados, señores y señoras de cierta edad que no se si su ambiión e irresponsabilidad pasa por tomarse un buen arroz con un buen vino. Veo a los británicos en su Brexit como una especie de coito interruptus donde ninguno de los dos habla claro y todo se pierde en el enjambre de los intereses políticos y ¿qué ocurre cuando ni los intereses políticos están claros? o puede suceder otra cosa, simplemente que los políticos quieren votos y poder, pero realmente no saben lo que quieren, excepto las generalidades demagógicas con las cuales intentan ganarse esos votos. Menudo panorama se vislumbra para el 28A, sin ser muy pesimistas.
Mientras otro jefe de estado en el sentido terrenal, el Papa, que al parecer no quería serlo, que es un hombre mayor y entregado a los demás, tiene que retirar su anillo del besamanos para evitar el contagio de la gente. Tiene que hacer el gesto que no le gustaría hacer y que puede que no se entienda, él querría abrazar a la gente. En los cruceros son muy cuidadosos con los contagios y recomiendan, contribuyen, que pasaje y dotación se laven las manos continuamente para así reducir la transmisión.
En la Grecia clásica inventaron la demagogia sin globalización, ahora los demagogos contagían sin escrupulos.
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