Me voy de España, no podré ir a Chamartín a ver el mal llamado clásico de hoy. Si sale mi vuelo en hora estaré, cuando acabé, ya sobrevolando territorio USA, con Trump en Washington y el impeachment , real o ficticio, en el aire. Me siento un poco desertor de los míos.
Me voy con el juicio de los políticos procesados en su fase inicial, donde las cosas son lo que parecieron desde el principio, aunque nada se hizo a tiempo o sí. El lendakari ha sido conforme a su carácter, personalidad e intereses, coherente y con su verdad, el "intercesor".
Me voy con unas elecciones que no prometen cambiar mucho a no ser que ocurra algo. Las encuestas manipuladas, intencionadas o no, van a dejar un panorama similar con cuestiones pendientes de suma gravedad. Vaya tropa.
Me voy con los restos del Valle de los Caídos, tan utilizados, en el mismo sitio, sin encontrar solución, aunque no hay que descartar una piqueta rápida.
Me voy sin Cortes, despidiéndose los diputados, cada uno con su conciencia. Cuando regrese, si regreso, ¿cómo estará el patio?
Me voy con los buitres acechando el cadáver moribundo, en las tres competiciones, del noble y bélico en horas bajas. Los eruditos como Diego Torres, periodista deportivo argentino, afincado y neutral siempre con mi equipo, ha olido la sangre tras la derrota del miércoles. Este sábado seguiremos sin gol probablemente, con bajas, cansancio acumulado, prisas y su figura fresco cual lechuga, después de pasear por nuestro divino pasto. Luego el martes contra el AJAX. La Champions no perdona. Tenemos la obligación de intentar ganar en la Liga y recuerdo que en circunstancias parejas nos hemos desangrado y alguien se beneficiará.
Dignidad que no falte.
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