Cómo ya sabemos, dejé las Españas en periodo electoral ( en realidad llevamos mucho tiempo así).
Cómo ya he repetido en múltiples ocasiones podría ser algo anecdótico, elecciones hay en Francia, Alemania o Reino Unido y no pasa nada. En mi patria ocurre que no son sólo votaciones para dar un trabajo (teórico) a unos candidatos, sino que da la impresión de que nos jugamos otros valores, otros asuntos, mucho más trascendentes que el diputado García y su puñetero escaño. Si lo que digo no fuese cierto, mejor. Se resumiría todo a una cuestión de "izquierdas o derechas", propagandas, bombos mutuos, programas, demagogia y poder finalizar diciendo: Bueno, por lo menos este es medio honrado.
No tenemos el listón muy alto.
Lo bueno es que la poca tele que veía después de comer, antes de quedarme frito, ya ni la veo. No hay "Sexta", ni TVE, ni anuncios ni nada, el silencio de la sabiduría. Sin embargo no quita que la zozobra te alcance.
Un serie francesa, que como casi todas (todos no exageremos) describe el mundo de los agentes cinematográficos...en Paris. Conserva esas cosas que creen muy francesas como el vino (siempre una copa), la baguette, las chicas chic delgaditas y monas, los líos de los matrimonios (todo el mundo se apunta), el sexo entre mujeres (descubierto/inventado por los franceses/as, como todo el mundo conoce), los castillos, Napoleon, los caballos y Paris arriba y abajo.
En uno de los capítulos paseando de noche por esso puentes del Sena, decide la mayor del grupo, donde a todos les sale todo mal, irse al cine porque ahí puedes soñar.
Será por estar en Hollywood, pero hace tiempo que me di cuenta de lo complicado, difícil, que es llegar a hacer una película. Si al menos hace soñar...
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