Ayer me di una vuelta por Santa Monica en un día espléndido de sol y playa, las aguas del Pacífico. Tocaba cocinar un arroz con alcachofas y espárragos con los medios de la zona, los olores, los medios, el fuego y el agua. Mientras puse Tiempo de Juego para oírlo, no ver, el partido del Real Madrid contra el Huescar, dudaba con Carrusel Deportivo u otra emisora, en realidad me daba igual.
Entre los expertos, eruditos comentaristas, estaban Sánchis, Morientes, Rincón, madridistas, ex jugadores. Nada más conectar ya ibamos perdiendo 0-1. Muy poca gente en el campo, una de las peores entradas de esta temporada y al parecer otro desastre.
Zidane no quiso poner a los que habían jugado con sus selecciones y hasta el portero era Luca Zidane.
El entrenador tiene sus deberes, obligaciones y derechos y puso el equipo que mejor cumplía sus objetivos, complicados a estas alturas y estas condiciones.
Los del Huescar, a los que no he visto jugar con atención mía, al parecer vieron la oportunidad y todos se vaciaron, supongo que lo harán en cada partido, no antes los enfermos. De todas formas están en su derecho. En el minuto 89 Benzema puso el 3-2 definitivo cuando el empate planeba en una noche que habí sido de tarde fría en Las Ventas. Hay mucho que currar, me temo.
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