Siempre me creo que viajo sólo y descubro que el aeropuerto desplegaba una gran actividad en este primer sábado de marzo, al parecer son unas vacaciones de nieve, frío o a algo así, aunque hace bastante calor.
En la espera de la zona de embarque a USA oía conversaciones de jóvenes veinteañeros que no sabía muy bien a donde iban, una señora que me pregunta si el vuelo dura ocho horas (fueron 12h 15 m) u otros jóvenes que hablan de bajarse algo de Netflix antes de despegar y ni esas pelis que ganaron el Oscar con mayúscula en el 2016, 17 o 18, conocían. No importa la gente es como es el mundo es como es, no pasa nada.
No sabía que ver en tan largo vuelo. Confieso que vi cuatro películas, una por segunda vez. De la japonesa no hablaré, tampoco de una americana donde cada uno hace lo que dice su cara todos famosos, de capitán a paje. Me quedaré con que Great Britain se ha quedado sin agentes que sean secretos, recuperan famosos con problemas de incontinencia y a Johnny English para que al final resuelva el caso. Un fenómeno.
Se que los ingleses nunca han resultado decisivos, pero en este caso...quizá, quizá, quizá.
No es fácil dejar Madrid, con el equipo en esas circunstancias y los "catalinos" crecidos con Piqué a la cabeza, hay que llevarlo con dignidad. Al aterrizar en LA segundo antes del suave touchdown me dijeron el resultado, 0-1. Luego al recogerme en el aeropuerto, si evidentemente me había enterado, nadie quería hablar de ello.
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