La historia del elefante que vuela es tierna, emociona, eso debió pensar Walt Disney para decidirse a hacer la película de dibujos animados poco antes de Pearl Harbour, una película de dibujos animados para compensar los sinsabores de la guerra, Hollywood continuó haciendo películas en medio del conflicto.
Hay otra historia de 2018 de David y Nic Sheff, real, sobre adición terrible a drogas de un muchacho y el drama en que se ve envuelta la familia, es verídica, ocurrió, está contada por los protagonistas, aunque muchas preguntas quedan en el aire. Es una historia para hacer reflexionar a los padres de los USA y de todo el mundo. ¿Por qué? Esa es la gran pregunta de los padres. Y no hay una respuesta concreta, hay muchos matices.
Viendo la vida en California de un chaval agradable, bueno, educado, sin problemas, sin traumas aparentes, con comuncación con su progenitor ( su madre separados es otra cosa) cuesta saber lo que lleva al ser humano a entrar en esa espiral rápida y destructiva. No sufre acoso en el cole o de amistades, nada de eso. Dumbo sufre bullying de las elefantas frustradas que ya es decir, siendo un bebé-elefante, sin padre, sin amiguitos en el circo. Tiene la fortuna de encontrar a Timothy, el ratón. En el mundo de Disney los ratones juegan un papel principal. Timothy es el amigo que siempre quise tener, sus consejos son sabios, su hombro está siempre allí, leal, honesto, desinterasado.
Ya saben Disney va a estrenar pronto la versión Dumbo personas, no puedo perdérmela, no debo. Será lo de siempre con novedades, una los actores actores, otra el grupo/banda Arcade Fire hace su versión de la canción "Baby mine", éxito asegurado.
Y a llorar.
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