En verano, como siempre, es un placer tener un buen libro en las manos, hay que elegir ante la amplia oferta.
En este caso me han dado Origin, el último de Dan Brown, llevo 100 páginas y me produce sobre todo envidia, envidia del tipo que está forrado con lo que escribe, debe viajar ( o no) como un cosaco, beber buenos vinos, residir en hoteles fantásticos, descansar en playas paradisiacas, para luego llenarse de tópicos, medias verdades o mentiras, mezclas interesadas tipo Hollywood barato porque pensará que alguien le pague por la película. Si supiese de eso de escribir, le criticaría.
Además la mayor parte leída transcurre en España, los personajes más que españoles parecen una mezcla entre César Romero en La taberna del irlandés de John Ford, algún Torquemada o Cisneros estudiante en Cambridge o Ava Gadner bailando descalza en una multinacional, qué desastre, el autor haciendo caja, con su pánfila cara en la portada. Menos mal que el libro es prestado por una biblioteca.
Es lo que hay, lo que triunfa en todos los campos, o es más popular o hace más dinero o sirve para definir el Sanchismo que no lo sabe ni el provisional Sánchez, ¿cuánto tiempo será presidente en funciones, qué no quiere decir que funcione la cosa?
La mediocridad estudiada ha funcionado siempre.
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