Esta noche es Nochebuena, algo muy español, mañana Navidad. ¿Qué sugiere la Navidad a estos habitantes del mundo del siglo XXI?. Desde luego no es lo mismo para todos. Es una fiesta cristiana, es el Cristo el nacido, y hay otras religiones que abarcan más personas que el cristianismo y hay ateos que no creen en Dios y otros que no creen ni celebran nada. El cristianismo con sus diferentes matices se supone que coincide en que el Niño-Dios nació en Belén y lo celebra. Abarca la vieja y civilizada Europa, las Américas y los misioneros lo llevaron a todos los confines de la Tierra.
Luego esta la edad del individuo, los niños tienen muchas cosas en común, en su inocencia. Los adolescentes el móvil y las redes, los jóvenes son muy viejos ahora y los viejos duran más. Según van viviendo las personas, los que se acuerdan, o recuerdan, añoran su infancia, sus padres, la familia, costumbres, olores, sabores, personas ya ausentes. Nochebuena es para hombres de buena voluntad, humildes de corazón y una cuestión de fe porque lo importante viene después. El consumo es otro matiz.
La historia de aquella pareja de viaje, sin Airbnb, es fascinante, ella muy embarazada porque le llegó el tiempo, el lugar nada lujoso, los pastores avisados, sorprendidos, curiosos, maravillados, los ángeles vigilantes para que nada le ocurriese al bebé indefenso.
El mundo de este planeta en sus miles de años del género humano no ha conocido nada igual. El mensaje que llegó en tiempos de Augusto es un mensaje de esperanza, cambio, un acto divino de generosidad para que Dios se hiciese hombre, viviese, padeciese, muriese por todos. Es tan increíble que con nuestras luces y mentalidad nos cuesta creerlo. Yo creo que Dios no da puntadas sin hilo.