Un veraneo en las Españas es una playa llena de gente para el que gusta de la playa, casi sin sitio para poner los utensilios, la tortilla o los cubos y palas. Y claro los españoles van a nuestras playas y los muchos millones de turistas también.
En las proximidades de Los Angeles hay mucha costa y playa.
Una de ellas es Venice, cerca de Santa Mónica y Marina del Rey, nombres hispanos de otros tiempos. en realidad es todo una continuación de largas calles sin solución de continuidad.
El Pacífico muestra su calma y poder a lo lejos, sin imaginarnos lo enorme que es y sus arenas son blancas y entre el paseo y la orilla hay muchas yardas o metros y casi no hay gente.
No son playas desiertas pero no hay aglomeración; los paseantes se dedican a sus paseos, se juega al padel, se ejercitan los musculosos,las bicis tiene sus recorridos y la mar sigue a lo lejos, tranquila, pacífica. Tenía curiosidad por aquello del topless autorizado en Venice, pero vi poco.
En medio de tanto visitante sin bañarse, destinguí algún hijo de hippy de mi época ibicenca, cuando la guerra en Vietnam traumatizaba a este país y brotaban tipos que componían y cantaban con cierta maestría y que sigan vivos y dando la lata, a pesar de todos los abusos a los que han sometido a su cuerpo y su alma.
Por ellos Dylan, Young, Cohen, Fogerty, Donovan,Reed, me tomé un vino Chardoney, del valle de Napa, que al menos el blanco se lo que bebo y le pega más al clima.
Por los viejos rockeros.