miércoles, 29 de julio de 2015

La nacionalidad americana.

Cada vez que visito este país the USA me pregunto si valdría la pena vivir aquí definitivamente.
Esta pregunta tiene dos derivadas; una sería vivir aquí permanentemente hasta que llegue la muerte de alguna u otra manera, a ser posible sin dar mucho el follón; la otra el legado a mis descendientes, los que todavía no pueden, en forma de green card y posible nacionalidad.
Este objetivo estratégico me merece una reflexión.
Este país es caro, se rinde al dólar como dios y señor, no tiene piedad a nivel de la administración, su burocracia complica y gira alrededor de instrucciones que cubran cualquier aspecto; es altamente competitivo; participa en conflictos con muertos y situaciones altamente complicadas, y esta lleno de contradicciones como los homeless en medio del Hollywood más rico y estrafalario. Sin embargo son capaces de mantener al presidente más inútil durante cuatro años ( si no muere asesinado, accidente o por causas naturales) y es la tierra d ellas oportunidades donde al que trabaja y lucha por lo suyo se le premia de alguna u otra manera.
La vieja y civilizada Europa, no es joven y sus lecciones de civilización se confunden entre sus confusas ideas y los traumas ancestrales. Europa no es un continente de jóvenes y ¿qué puede hacer la juventud europea?
Venir, si le dejan, a una tierra joven, una nación que es casi un continente; un crisol de razas, con un idioma común y mucha gente que habla otras lenguas, incluido el castellano o spanish, como segunda meas hablaba en medio d los chinos d ella costa oeste.
No es época de caravanas, indios nativos o pioneros en las Rocosas, ni de construir ferrocarriles o buscar oro, es tiempo de buscar el futuro.

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