viernes, 10 de julio de 2015

La mala suerte.

En la vida la suerte es un factor fundamental, decisivo. Hay quién tiene mala suerte, hay quién es gafe y los hay que tienen mucha suerte. Para jugar al fútbol también hace falta la fortuna aunque al final lo que cuenta es el trabajo, dedicación, esfuerzo, junto al talento.
Para jugar a este deporte, ahora en pretemporada iniciándose en la vieja y civilizada Europa, se necesitan cualidades, que te respeten las lesiones y además suerte. De esta forma puedes hacer goles, evitarlos, destruir juego, crear, asistir o si eres un superdotado todo a la vez y durante muchos partidos.
Existe además una funcionan de la que gusta mucho hablar en el fútbol : el capitán del equipo.
¿Y qué se exige, presupone, a un buen capitán? 
Se usa la palabra "liderazgo" para definirlo; algo que se enseña poco en las Españas y que aunque se puede aprender y ejercitar, normalmente se tiene o no se tiene. El buen líder se impone con naturalidad, por su peso específico y los hay desde pequeñitos que apuntan buenas maneras. A los capitanes en general les exigen que sean los más antiguos en el equipo y esto sólo significa que tienen mayor experiencia en ese equipo porque en total puede haber otros más expertos.
El capitán asiste al sorteo de campos, recoge trofeos (si se ganan), sale en más fotos, saluda al árbitro y lleva un brazalete. Todo esto está muy bien pero es cosmético.
El verdadero capitán escucha, conoce a sus compañeros, es equilibrado, valiente, leal, discreto, con carácter, personalidad, da ejemplo, responde por todos, da la cara en los momentos difíciles y es respetado y reconocido. Si no sabe expresarse en público, va depurando sus cualidades con un buen uso de su inteligencia y sabe lo que puede o no puede decir.
Un buen capitán es una joya valiosa. Mala suerte es que te toque ser capitán y veas que no te va el cargo.
¿En quién no estaré pensando como ejemplo?

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