Entre El Gallo y el Pasmo.

Volví a ver a mi amigo, el abogado de Hollywood, había pensado como sorprenderle con una foto; llevo algunas que me gustan en el móvil, del viejo Chamartín, de jugadores dedicadas de niño, pero no conoce el soccer ni al noble y bélico, es de los Yankees, deporte que lo he intentado pero no me funciona. Se la jugué con la foto de los reyes de los toros para contrarrestar la de los Kings of Hollywood, nunca había ido a los toros,  ni en Mexico, no había visto la película de W. Allen sobre Paris, donde Juanito Belmonte se dedica a ligar, cosa que hacia no sólo en Paris; los toros para mi amigo son la versión de Hemingway. Entonces le hable de José y Juan, los de la foto, su mundo, planta, carácter, diferencias, complementaridad, rivalidad, respeto, y ausencia de uno que dejó al otro viviendo consigo mismo cosa que resulta aburrida. Le impresionó la muerte tan aparatosa, veloz, de José en Talavera, tan joven no tanto el tiro de Juan. Ahora con eso del móvil y los datos puedes enseñar fotos de la enfermería de la plaza, del entierro. Aquel gringo, que de cine sabe, me comentó que por la foto parecen dos buenos colegas, tranquilos y felices, que servirían para un buen western, de Ford naturalmente. El Madrid de basket, aunque no sean NBA, se lo ha currado.