He conocido a un retirado, nonagenario reciente, gringo, lúcido, recuerda WW II como casi un juego de niño, aunque tuvo parientes en Omaha y su padre US Marine cayó en Iwo Jima; se hizo abogado en una prestigiosa universidad del Este, por un familiar consiguió un empleo inicial en unos poderosos estudios de Hollywood, poco a poco hizo su fortuna; ahora disfruta del Pacífico y unos pocos hoyos. Llegó a su despacho después de la instantánea de los reyes de Hollywood, Nochevieja 1957, Crown Room del Romanoff's. Revisó muchos contratos millonarios, recuerda que Ava era en verdad espectacular, aunque menciona que había muchas otras, no me quiso revelar su favorita, fue hombre de una sola mujer en un mundo de muchas porque su gran amor era mucha mujer. Hablamos de la foto de los Reyes de Hollywood, Recuerda cuando la vió por primera vez en la antesala de su futuro jefe, antes de su entrevista inicial; dos de los presentes le gustaban como estrellas, aquella foto le hacia ver que eran amigos y eso es lo que mejor recuerda a su edad, sus amigos de ese mundo. En aquella barra, se bebía, fumaba y contaban chistes o historias, ninguno tenía celos de los otros, diferentes, complementarios o simplemente colegas, no en todos los casos. No hizo ningún comentario nostálgico tan típico en la mayoría de los humanos, no hubo batallitas, sólo la sonrisa de Cooper, el gesto de Gable. Si mencionó que menos mal que el #MeToo no había llegado ahora que con Amber Head se tambalea.
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