Los sajones, los norte americanos han ido exportando sus cosas, por medio del cine, rock & roll, burgers o dólares, los gringos han metido en pocos años lo de Halloween en los festejos nacionales. El imperio del siglo XX nos ha inundado de zombies.
Bueno, está bien, nosotros, quizás metamos una tomatada en Wall Street o si no un bar de tapas con Happy Hour, que ya los he visto en US.
Es Halloween un show de teenagers y de mayores, sobre todo porque a casi todo el mundo le gusta disfrazarse, ocultarse y dar un susto. En España nos han dado demasiados últimamente y la justicia es perezosa en desenmascararlos y hacerles pagar sus culpas. Van disfrazados de personas normales y el personal es un tanto ingenuo.
Debería haber un concurso de disfraces a nivel nacional, yo no sabría cual elegir. Quizás de Jordi Pujol tipo Sopranos, rodeado de Bárcenas y la lista interminable de corruptos, de Tita Cervera o Pantoja, o sus vástagos, de hijos de tonadilleras que son un filón que no se agota y que seguro que van a una fiesta de Halloween, porque el que no va invitado a una fiesta de Halloween, no es nadie.
Un buen disfraz sería ir de "Little Nico", que pena que no se pueda delatar a todos aquellos que vieron en Little Nico a Leo Di Caprio en versión pseudo pija, barata y votante del PP. Nuestras imitaciones de los malos sin escrúpulos carecen de clase, porque al maestro Fellini le gustaban también los pechotes pero los unía con su devoción por el circo, y seguramente algo de recuerdos maternos.El pequeño Nicolás nunca rechaza los pechotes ni los euros, todo por exceso de trabajo, creo.
En medio del Halloween, y recordando los esperpentos de Don Ramón, leo que un hombre (o mujer) en su plenitud ha muerto de repente. Veo su foto, no le conozco, al parecer era simplemente bueno. Quizás por eso ha muerto, a los que seguimos aquí nos dan otra oportunidad que no entendemos. Amén.
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