Los premios, galardones, reconocimientos, siempre existieron, necesitamos colgarnos medallas. Es el mundo en el cual vivimos y lo malo es que los premios/ceremonias de Hollywood, en formas y fondo, se copian en todo el mundo, en todas las disciplinas, desde los Nobel hasta el fútbol, y sirven para lo que sirven.
¿Justicia? ¿Democracia? ¿Vanidades? ¿Negocios? ¿Reivindicaciones? ¿Plataformas políticas? No lo se, es un popurrí.
Ayer dieron los Globos de oro y los expertos hablan de sorpresas, decepciones, en una combinación previa de propaganda de los estudios, campañas publicitarias interesadas y el público que asiste a lo que le da la gana. Como siempre se introduce todo en la coctelera porque este mundo de hoy vive de las mezclas, las mezclas son como un río revuelto.
La película sobre Freddy Mercury y Queen es entretenida ( sea cercana o no a la verdad) su actor Rami Malek es muy bueno y lo borda, Roma de Cuarrón una gran obra, "Vice " es una buena película y Christian Bale es muy bueno, los anti Trump querrían otra cosa. Glen Close es muy buena y profesional, pero su interpretación tampoco es sublime, su discurso ¿de qué hablamos?. "A star is born" no la he visto, me sorprendieron las canciones en un trailer, el punteo de guitarra de treinta segundos, allá por agosto pasado, no fui a verla en las oportunidades que tuve porque no soy de remakes en general y ya vi mucho marketing desde el principio, no obstante todo es respetable y al final los de la Academia pondrán las cosas en su sitio.
La anécdota de aquellos Oscars en el comedor del Biltmore hotel en Hollywood no es repetible. El tren detenido para que desembarcase Claudette Colbert y poder recoger el suyo por "It Happened one night" de Frank Cappra (que es de las escasas que ha ganado los cinco grandes). Claro que era 1935, la séptima edición y todo era más de andar por casa. Una pena que se pierda eso de andar por casa, la sencillez, la esencia y nos dejemos marear por el vacío. Es legítimo, es lo que hay.
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